En un pueblo, todos los años celebran carnaval en el sitio más bonito de la
zona, la famosa mansión de las afueras. Pero este año, el ayuntamiento no tenía
suficiente dinero para alquilar la mansión porque habían subido el precio.
Todos los habitantes se llevaron una desilusión al saber que ese año, el
carnaval no se iba a celebrar allí. Todo el pueblo estaba buscando locales para
celebrar la fiesta pero no había, y si había, era muy lejos y la gente no
podría ir. Pero encontraron un monasterio abandonado bastante grande en una
zona no muy conocida por el pueblo. A la gente le parecía bien, era grande.
Pero a un señor le daba mala impresión, era oscuro y estaba abandonado, pero no
le hicieron caso, decían que con decorar y limpiar era suficiente, pero no. No
había casi ventanas y no había ni presupuesto para comprar tantas luces, y solo
compraron varias bombillas que no alumbraban mucho. Todavía daba un poco de
terror aún así. El señor decidió ir a la fiesta aunque no le daba muy buena
pinta ese monasterio, pero iba a pasárselo bien. Preparando cosas para la
fiesta, la gente escuchaba que las escaleras chirriaban y había ruidos extraños
pero no le dieron importancia porque pensaban que eran imaginaciones suyas.
Las fiestas de carnaval en ese pueblo siempre suelen ser por la mañana, justo ese día daba viento y lluvia, pero por
la noche no, así que lo aplazaron para la noche, aún daría más miedo. Llegó el
día de carnaval y la gente fue a la hora prevista, aunque hacía mucho frío.
Había bastante variedad de disfraces, como por ejemplo: de fantasmas, de
payaso, de cavernícolas, de animales, de robots, de temas de trabajo entre
otras muchas. La fiesta iba muy bien, con la música, los ruidos y los chirridos
no se escuchaban. El señor estaba con un poco de terror, pero intentaba pasar
de ese tema. Él fue un momento al baño pero tenía que subir las escaleras y las
subió con mucho cuidado por si acaso. Cuando salió, vio una puerta con un
cartel que no se entendía el idioma. Pensó si ver lo que era o no ir porque le mataba
la curiosidad, pero a la vez le daba miedo, se acercaba poco a poco a la puerta y cada vez
los ruidos se escuchaban como más de cerca, y él pensó que podría haber
fantasmas, espíritus o lo que sea que pudiese haber ahí. El caso es que decidió
abrir la puerta porque no podía aguantar más sin saber lo que había. La puerta
era muy vieja y chirriaba, daba muy mala pinta. Estaba todo muy oscuro y se
oían más ruidos, había unas escaleras y se tropezó. Él estaba ya muerto de
miedo y notaba como unas sombras tenebrosas alrededor de él como si le diesen
vueltas por todo el cuerpo, pero la puerta se cerró de repente y no veía nada
de nada, se quedó quieto cuando de la nada…algo le cogió por detrás y lo
amarraron con algo que olía bastante mal, el señor gritó y gritó para que
alguien viniese, pero nada; de repente se encendió una bombilla chamuscada que
parpadeaba y hacía unos ruidos muy raros. El señor no veía nada, solo la cuerda
y las paredes, no se explicaba quién o qué lo pudo haber cogido y amarrado.
Estaba temblando con unos pataleos muy fuertes, la gente o no lo escuchaba con
la música o es que pasaban de los golpes o ruidos; miró para arriba y encontró
alicates, tijeras, pistolas, navajas y más cosas en la pared, encima de él. El
señor pensó en intentar coger los alicates o las tijeras para cortar las
cuerdas, pero no llegaba a cogerlas. Intentó muchas veces, pero no. Así que
perdió la esperanza y dejó de intentarlo. Al rato, aparecieron unas sombras
negras y empezaron otra vez a hacer ruidos y a gritar. Él notaba que las
sombras estaban a menos de 1 metro ya que la habitación era muy pequeña y daba
sensación de claustrofobia también. De repente dejaron de gritar y empezaron
como a hablarle al señor con una voz muy rara y grave, pero él no los entendía
porque los seres extraños no hablan el mismo idioma que los humanos y aparte
que con el ruido de la música mucho no se podía entender. Las sombras cogieron
los alicates, el señor estaba súper asustado, pensaba que iba a hacerle algo,
porque no creo que pensase que iba a cortar la cuerda porque si no no tendría
sentido atarlo para luego desatarlo. La fiesta iba a acabar dentro de poco así
que apagaron la música. Una mujer escuchó los ruidos de arriba y fue a
investigar. Ella también vio la puerta y se acercó, pero también le daba algo
de miedo. Decidió abrir la puerta, fue abriéndola poco a poco, despacio, para
que no se escuchase el chirrido mucho y no se enterasen que estaba allí. Iba
dando pasos lentamente, las sombras no la vieron, pero la mujer sin querer
estornudó. Las sombras la descubrieron, de repente la cogieron y la ataron
junto con el otro señor. La mujer vio también las tijeras, pistola, navaja y
demás armas, pero los alicates no. De pronto las sombras salieron hacia afuera
atravesando la puerta y empezaron a hacer ruidos y a gritar. Las demás personas
que había en la fiesta no se enteraron hasta que las sombras, con los alicates,
cortaron los cables de la luz y todo el mundo se quedó a oscuras. Las sombras
aprovecharon y los cogieron a todos y se los llevaron a una habitación llena de
polvo y sobre todo muy oscura. Los amarraron y los dejaron encerrados. Las
sombras recogieron todo lo que habían tirado y manchado los humanos durante la
fiesta. La gente estuvo encerrada 3 días sin beber ni comer ni nada de nada. A
ellos casi les da un infarto del susto que se llevaron cuando los cogieron y
los encerraron. Al cabo de los 3 días, las sombras desataron a la gente,
(incluyendo al señor y a la mujer) y los echaron del monasterio lanzándolos por
el aire. La gente tan asustada dijo que no volverían a acercarse al monasterio
nunca jamás y desde entonces, para los habitantes de ese pueblo, es el
monasterio maldito.
AUTOR: José Antolín Fernández Sánchez
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