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LA LEYENDA


Un día unos amigos iban por el bosque y a uno se le ocurrió la maravillosa idea de contar una leyenda. La leyenda era sobre un castillo muy antiguo en ese mismo bosque y que el rey de ese castillo estaba enfadado y ese fantasma era un poco peculiar porque cuando le miraban te daba tanto miedo que se te ponía el pelo blanco y no podrías volver a hablar  del miedo que te daba y poco a poco te desvaneces hasta estar muerto. Cuando se terminó de contar la leyenda añadió una cosa más: hasta que el fantasma no volviera a hacer lo que había dicho, se dormirá y no aparecerá hasta dentro de 100 años. Antes de que le dejaran terminar empezaron todos a reírse  y el niño les dijo que era verdad y siguieron riendo. Al final, se fueron del camino y, de repente, vieron un castillo. Todos entraron y al que había contado la historia le daba  miedo entrar porque él creía que era cierta. Todos le empezaron a decir miedica y, al final, entró. Nada más entrar vio unas manchas de sangre que parecían de hace siglos y estaban alumbrando con las linternas porque estaba completamente a oscuras y encima se estaba haciendo de noche. El castillo era muy antiguo y de repente encontraron un libro. No se podía leer muy bien, pero ponía que habían desterrado al reino y lo único que le habían dejado a ese rey era su castillo. El que contó la historia dijo de irse, pero al instante uno dijo: "¿crees que nos va a aparecer un fantasma?". EL niño se enfadó y se fue a su casa. Al día siguiente, se dio cuenta de  que se había dejado su chaqueta favorita. El niño no quería volver porque le daba miedo. Al final se lo pidió al  niño al que no le daba miedo y él acepto. Cuando volvió el niño apareció pálido y con el pelo blanco y un poco enfermo y no podía hablar. El niño cada vez empeoraba más hasta que un día se murió. Los padres del niño le dieron una nota que le había escrito su hijo y ponía "baja al sótano de mi casa". El fue y se encontró con la sudadera que se había manchado de sangre y había una nota que decía: "tenías razón, él existe y debería haberte hecho caso". También ponía que les dijera a sus amigos que no volvieran o tendrían una muerte segura.

AUTOR: Jaime García Sosa


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