Había
una vez un trozo de un lápiz llamado Pepito.
Pepito
era muy travieso, siempre se escapaba de su casita.
Un
día Pepito tardó mucho en volver a casa, se pasó todo el día haciendo
travesuras.
Se
subió a una gaviota, voló con ella y se cayó a un pino.
En
el pino había una ardilla, a ella le encantaba dibujar.
La
ardilla cogió a Pepito e hizo un dibujo bastante bonito y, de repente, la
ardilla tiró a Pepito tan fuerte que fue a parar a una clase llena de niños.
Un niño lanzó a Pepito a la mesa de otro niño que
odiaba que le lanzasen cosas, así que se enfadó tanto que tiró a Pepito por la
ventana, pero Pepito volvió a esa clase y pensó que como su dueña Isa estaba
allí, se subió a la mesa de la profesora para que ella le devolviese a Isa ese
trozo de un lápiz llamado Pepito.
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